Esta historia que te has imaginado, probablemente no te ha sucedido alguna vez. Sin embargo, algo similar ocurrió durante el ministerio de Jesús.
Una sanación milagrosa
La historia en Lucas 5:18 comienza diciendo; Unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. El único inconveniente que consiguieron en esta misión era que no hallaban por donde entrar y llevar a su amigo enfermo ¡El lugar esta repleto! Hasta la puertas estaban bloqueadas por la multitud y no había manera de ingresar.
Hasta ese punto, los amigos podrían haberse dado por vencido e irse a casa y probablemente intentarlo en otro momento en el cual no hubiese tantas complicaciones. Pero no lo hicieron.
Imagínate ahora como fue quizás esa conversación: ¿Qué debemos hacer?, dijo uno. "Tengo una estupenda idea", dijo otro, "Subamos por unas escaleras al techo de la templo y hagamos una abertura y bajemos hasta el piso". También te puede imaginar al enfermo escuchando esos extraños planes decir; ¿Ustedes van a a hacer qué?
La historia continúa; "...subieron encima de la casa y por el tejado le bajaron con el lecho y le pusieron en medio, delante de Jesús. Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados" (Véase Lucas 5:19-20)
Los escribas y fariseos pensaron que ese acto era blasfemia entonces Jesús respondió: ¿Qué es más fácil decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: levántate y anda? Pues para que sepáis que el hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): a ti te digo: ¡Levántate!, toma tu lecho y vete a tu casa. (Lucas 5:23-24).
La historia termina maravillosamente: Y al instante, se levantó en presencia de ellos, tomo su lecho en que estaba acostado y se fue a su casa glorificando a Dios. Y el asombro sobrecogió a todos, y glorificaban a Dios; y llenos del temor, decían: ¡Hoy hemos visto maravillas! (Lucas 5:25-26)
Si andas espiritualmente débil.
Es muy probable que no hayas presenciado un suceso como ése, pero existen muchas maneras de aplicar esa historia a tu vida. Podrías ponerte en el lugar del hombre enfermo. Supongamos que eres débil, no de manera física, sino espiritualmente. ¿A dónde te llevaran tus amigos? Es probable que con las atracciones que ofrece el mundo a los jóvenes, muchos de tus amigos logren llevarte a lugares que no agradan a Dios. Probablemente a una fiesta donde se consuma mucho alcohol o a realizar actos contrarios a los verdaderos principios de Jesús.
Es posible que tu fuerza de voluntad sea débil y es en ese momento donde la elección de tus amigos será fundamental. En esto debemos de pensar. Busquemos amigos verdaderos que nos lleven a Jesús. El tener amigos que siempre te llevarán a terreno más elevado es una bendición incalculable.
¿Qué clase de amigo eres?
Hay otra manera de mirar esta historia bíblica. Ponte en el lugar de los amigos. ¿Qué clase de amigo eres? Aunque Jesús fue el que sano al enfermo, los amigos también tienen un papel fundamental en este suceso. Ellos amaban a su amigo y querían ayudarlo. Ellos no se dieron por vencido ante las circunstancias, ni se rindieron, ni mucho menos se fueron a casa. Imagina el gozo que debieron de sentir cuando miraron abajo desde el tejado y vieron a su amigo caminar.
Esa es otra lección. Sé la clase de amigo que lleva personas a Jesús. Esos amigos fueron valientes, persistentes e incluso creativos. Sé tu un ejemplo para tus amigo, ayúdalos a conocer a Jesús, muéstrales el verdadero camino y motívalos a buscar la verdad.
En cada palabra, en cada acción, en cada elección, tú puedes guiar a tus amigos hacia Jesús.
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