Dios juzgará a cada nación en el mundo - La Pluma de un Ángel

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martes, 26 de febrero de 2019

Dios juzgará a cada nación en el mundo



Ejecutaré contra ellos grandes venganzas con terribles reprensiones; y sabrán que Yo soy el Señor cuando haga venir Mi venganza sobre ellos. (Ezequiel 25:17 NBLH)

La Segunda Guerra Mundial terminó en Europa con la rendición del ejército alemán. La gente bailó en 1as calles.

Pero los victoriosos aliados no podían simplemente empacar sus cosas y volver a su hogar. Habían capturado a miles de nazis. Entre ellos se encontraban algunos de los asesinos más brutales que el mundo ha conocido, monstruos, en realidad, que se habian enriquecido con el oro y las joyas de los millones de judios a los que habían exterminado. Y surgió la pregunta: ¿bajo qué ley podrían ser juzgados los nazis? Ni la ley estadounidense, ni la británica, ni la francesa tenían vigencia en Alemania.

Frente a este dilema, los aliados inventaron algo nuevo: los juicios de Nuremberg. Estos juicios se basaron en la creencia de que hay una ley superior, un código internacional del bien y del mal que tiene vigencia sobre cualquier persona, sin importar su nacionalidad. Bajo esta ley no escrita muchos nazis fueron condenados a muerte.

Las naciones ante el tribunal

Ezequiel introduce un concepto similar de la justicia, comenzando con el capítulo 25. En los primeros 24 capítulos él ha dicho palabras durísimas contra los israelitas, que han quebrantado repetidamente la ley que Dios les había dado.

Pero ahora la visión de Ezequiel se amplía hasta abarcar a naciones que nunca habían tenido esa ley. Ezequiel marcha a través, de Amón, Moab, Edom, Filistia —cuatro naciones que, en la pequeña escala de la geografia palestina podían ser contempladas a simple vista desde Jerusalén.

Cada nación tiene su momento ante el tribunal, y cada una es condenada por su malicia inhumana contra Israel. (Las sentencias que Ezequiel pronunció muy pronto se cumplieron en el ámbito de la historia. Las naciones mencionadas se desvanecieron de la faz de la tierra, víctimas de la misma violencia que habían usado contra Israel.)

Luego Ezequiel va hasta Tiro, 160 kilómetros al norte por el camino de la costa. El alma de Tiro era la ganancia; sus mercaderes controlaban el comercio de todo el Mediterráneo. Por su riqueza y éxito, la gente de Tiro se consideraban virtualmente dioses.

Escallecidos, se habían regocijado en la caída de Jerusalén, viéndola como una oportunidad para una ampliación de su comercio (Ezequiel 26:2). Por esa clase de arrogancia insensible, Dios los sentenciaría.

Nabucodonosor comenzó este castigo en la época de Ezequiel, y siglos más, tarde Alejandro Magno lo culminó destruyendo la ciudad. Tiro se convirtió tal como Ezequiel lo predijera, en "una peña lisa tendedero de redes" (Ezequiel 26:14).


Una condenación cómica

Tras una breve pausa para pasar juicio sobre Sidón, Ezequiel viaja a Egipto. Sus palabras podrían parecer casi cómicas. ¿Quién se cree éste que es, que se anima a enjuiciar a una de las grandes potencias de su tiempo?

Pero Ezequiel declara muy confiado que Egipto ya puede comenzar a lamentarse. Según sucedió, Egipto; una gran potencia durante muchos siglos, perdió su predominio y nunca más lo ha recobrado (Ezequiel 29:15). Quizá, al ir detallando la suerte que le esperaba a estas naciones, Ezequiel, estaba tratando de crear suspenso para la culminante tragedia de la caída de Jerusalén.

De todos modos, no cabe duda de que este juicio de las naciones demostraba que Jerusalén no era la única en serjuzgada.

Cada nación sería juzgada en base a su conocimiento del bien y del mal. Si Dios era más severo con Judá, lo era solamente porque Judá sabía tanto más que las otras naciones acerca de Dios y de lo que él esperaba.

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