En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 1 Juan 4:2
Evangelio gnósticos |
Los centros intelectuales del Mediterráneo hacían preguntas acerca de Jesús: ¿Quién era? Si era Dios, ¿cómo pudo morir? Eventualmente una nueva secta muy popular llamada gnosticismo (nombre derivado de la palabra griega que significa conocimiento, gnosis) fue ganando terreno en su intento de explicar estas cosas. Esta secta se difundió especialmente entre la elite intelectual.
¿Podría Dios haber tenido un cuerpo?
A los gnósticos le repugnaba el concepto cristiano de que Dios se hiciese hombre. Dado que ellos creían que el cuerpo fisico era intrínsecamente malo, se veían obligados a negar que un Dios puro pudiese tomar un cuerpo.
Algunos resolvieron el problema diciendo que Jesús nunca había sido verdaderamente un ser humano, sino que había sido algo así como un fantasma, una aparición temporal de Dios que sólo parecía ser humana.
Otros proponían que Dios había "descendido" sobre Jesús en su bautismo, pero que lo había dejado antes de su muerte. El apóstol Juan debatió en persona con los gnósticos de su tiempo y tenía a los gnósticos en mente al escribir esta carta. Su primera oración declara expresamente que el escritor ha visto, oído y tocado a Jesús, dando a entender que éste no podía haber sido un fantasma, o un espíritu puro.
A lo larga de la carta, y especialmente (1 Juan 4:2-3), el escritor critica a quienes niegan que Jesús haya venido en carne.
Vivan como quieran
Para los gnósticos, todo lo que era material era malo. Sólo el espíritu era puro, y los gnósticos intentaban elevarse a un plano más alto, más espiritual. Esta enseñanza a veces producía una reacción colateral: la gente que se esforzaba por elevarse por sobre la materia no se preocupaba por su ética personal. Sus espíritus puros no podían ser contaminados por el pecado "terrenal".
Por consiguiente, podían conducirse como quisieran. El anciano Juan levanta airadamente su voz en contra de los dos peligros del gnosticismo: un estilo de vida inmoral y dudas acerca de que Cristo se hubiera hecho hombre.
Las creencias deben ser juzgadas por las acciones que producen, y Juan enfatiza el tema del amor fraterno. En primer lugar rechaza errores presentando una sana descripción de la vida cristiana, tal como debe ser vivida.
La verdadera comunión no es un vuelo místico y súperintelectual hacia la gran Soledad, sino una relación con el Padre mediante Cristo. Y eso también implica hacerse cargo de las propias responsabilidades para con otras personas en el ámbito de la familia de Dios.
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