Quizás nos preguntemos cómo era la vida de Tomás, el discípulo de Jesús al que se le conoce por haber dudado. Sencillamente no creyó que Jesús hubiera resucitado de los muertos. Pero ese no es el final de la historia.
«Jesús le dijo [a Tomás]: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron» (Juan 20.29).
Dídimo es el sobrenombre que se le da a Tomás en los evangelios. Esa palabra significa «gemelo». Como sucede con la mayoría de los gemelos, a Tomás probablemente lo comparaban con su hermano, con quien estaría en conflicto, y con quien también lo obligarían a compartir lo que tuviera.
Este trasfondo fácilmente pudo haberle infundido en su percepción de la vida el hábito de dudar o desconfiar. A pesar de esto, Tomás formo parte del grupo íntimo de los discípulos de Jesús y por momentos mostró gran valor.
Cuando Jesús fue a Betania con sus discípulos para resucitar a Lázaro, estaban poniéndose en una situación peligrosa. Los líderes religiosos estaban tramando cómo matar a Jesús. Tomás y los otros discípulos valientemente decidieron acompañarlo.
No fue por miedo que Tomás dudó de la resurrección de Jesús. Él continuó reuniéndose con los discípulos en el aposento alto. Sencillamente no estuvo presente cuando Jesús se les apareció por primera vez. Tomás quería algún tipo de prueba de que sus compañeros no estaban meramente viendo visiones.
Tomás recibió la prueba indiscutible que necesitaba cuando Jesús apareció por segunda vez, y así disipó sus dudas permanentemente. Nosotros también tenemos una prueba irrefutable de la resurrección.
Al confiar en Jesús como nuestro Salvador, experimentaremos su poder para transformar nuestra vida y conoceremos ese poder de primera mano. Podemos superar nuestras inquietantes dudas conforme continuemos confiando en que Dios mostrará su poder en nuestra vida.
Cuando Tomás superó sus dudas, comenzó un ministerio que mostró su fe extraordinaria. Al experimentar el poder de Dios en nuestra liberación, nosotros también podremos ministrar a otros a través del poder del Espíritu Santo.
Fortalezas y logros.
- Tomás estuvo dispuesto a dejar todo para seguir a Jesús.
- Era un hombre de convicción y valor.
- Era un sagaz pensador y analista de los acontecimientos.
- Estuvo dispuesto a reconocer su error.
Debilidades y errores.
- Tomás descartó la explicación sobrenatural de la resurrección.
- Quiso pruebas incuestionables antes de estar dispuesto a creer.
Lecciones para nuestra vida.
- Las personas que proceden de trasfondos familiares difíciles pueden recuperarse al seguir a Jesús.
- La duda puede conducir a una fe más profunda si se la enfrenta con franqueza.
- No es necesario tener una prueba incuestionable para comenzar una vida de fe.
- La obra de Dios en nuestra vida puede hacer que nuestra fe sea profunda.
La historia de Tomás se relata en diferentes pasajes de los evangelios. También se menciona en Hechos 1.14.
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