Corinto: El peor lugar para establecer una iglesia - La Pluma de un Ángel

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martes, 26 de febrero de 2019

Corinto: El peor lugar para establecer una iglesia



Toda gran ciudad tiene algún rincón en el que las prostitutas, las desnudistas, los tahures y los promotores de la droga se congregan. Y los turistas recorren dichos lugares para observarlos con malsana curiosidad.

En el mundo antiguo, toda la ciudad de Corinto era conocida por ese desenfrenado estilo de vida. Los romanos se mofaban de los corintios y los escritores de obras de teatro los presentaban siempre como pendencieros y borrachos. En griego, el verbo "corintianizar" significaba vivir desvergonzada e inmoralmente.

Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte. (1 Corintios 1:26-27)

Una ciudad dispuesta a todo

Todo el mundo sabía qué adoraban los corintios: el dinero y todas las cosas perversas que el mismo podía comprar. El dinero circulaba libremente, puesto que Corinto estaba a la vera de una de las rutas comerciales más vitales de todo el Imperio Romano.

Cuando una nave naufragaba en alguna zona cercana, las compañías de salvataje alojaban a los desaventurados marineros a precios inflados, mientras que ellos se apresuraban a rematar la carga de la nave.

La ciudad era un inmenso mercado al aire libre, lleno de esclavos, orientales, judíos, griegos, egipcios, navegantes, atletas, tahures y aurigas.

Pero Corinto no era una ciudad pequeña. Tenia una población de 700.000 habitantes. Sólo Roma era más grande. Y como capital de una gran provincia, la ciudad era anfitriona de un desfile constante de diplomáticos y dignatarios romanos.

Sus ciudadanos alardeaban de su nueva arquitectura "Corintia", y se enorgullecían de tener un punto de vista cosmopólita.

Como ideal religioso, los disipados corintios habían adoptado a Venus, la diosa del amor. El templo erigido en su honor empleaba a más de 1.000 prostitutas.

Pablo enfrenta a los corintios

Debido a todas estas influencias, Corinto aparecía como la ciudad "menos dispuesta a convertirse" a la fe cristiana. Cualesquiera fueran los extraños cultos y nuevas religiones que ingresaban allí, bien pronto se abandonaban a la prevalente atmósfera de malsana diversión.

El poderoso Pablo, vacilante todavía tras una de sus más difíciles tareas misioneras en Atenas, llegó a Corinto "con debilidad, y con mucho temor y temblor".

Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor... (1 Corintios 2:3)

El reconocía su importancia estratégica: si el evangelio pudiera echar raíces allí, podría ser trasplantado a cualquier parte, y posiblemente lo fuera, si se tenía en cuenta la ubicación de Corinto como cruce de rutas imperiales.

Pablo trabajó en Corinto 18 meses. Para sorpresa de todos, la iglesia que fundó llegó a ser una de las más grandes durante el siglo primero. Pero varios años más tarde recibió información de que la iglesia, fiel a la herencia de la ciudad, había caído enferma con toda una serie de males. Estas angustiosas noticias dieron pie a la carta que conocemos como 1 Corintios.

 El tono de esta carta difiere drásticamente de la que la precede. Si desde el punto de vista estilístico, Romanos había sido esculpida en piedra, 1 Corintios fue fraguada en lágrimas e ira.

Se trata de una de las más extensas cartas de Pablo y abarca la más amplia variedad de temas, debido en parte a que los corintios le agregaban nuevos giros grotescos a los temas de conducta.

En esta epístola, Pablo brinda consejos prácticos para toda una serie de problemas eclesiásticos, permitiéndonos asimismo echar una fascinada ojeada a las vidas personales de los primeros creyentes de  corintios.

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