En la antigüedad, cuando un nuevo rey estaba listo para ascender al trono, la tradición requería una ceremonia de gran pompa y poder.
En medio de un esplendor real, el soberano se adelantaba para recibir los símbolos de su autoridad: una corona, un cetro o un trono.
El rey anterior ya no estaba. O había sido derrotado, o estaba muerto. El nuevo soberano era ahora elevado a su ritual para comenzar a gobernar desde ese momento en adelante todo el territorio bajo su dominio.
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. (Mateo 28:18-20)
La resurrección y entronización de Jesús
En este punto, el más alto del Evangelio según Mateo, Jesús el rey ha derrotado finalmente al "Príncipe de este mundo". En la cruz y en la resurrección él ha despojado a Satanás de su poder, y ahora —resplandeciente en su gloria—, les habla a sus seguidores como quien ha sido entronizado por sobre todos los poderes del mundo.
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. (Mateo 28:18)La primera orden de este nuevo Rey Jesús es la de ir y "hacer discípulos a todas las naciones", lo que es a su vez la primera bendición del rey entronizado.
Es una bendición que promete compartir su poder, y la responsabilidad de hacer valer el legítimo reinado de Dios sobre toda la creación. Es también la bendición de su presencia.
El sin duda estará con nosotros siempre, "hasta el fin del mundo". Los seguidores del Rey Jesús llevan ahora las buenas noticias a todas las naciones, noticias que proclaman que el reino ilegítimo de Satanás llega a su fin, que la victoria de Jesús ya ha sido lograda. Y también las buenas nuevas de que toda la gente de todas las naciones pueden ahora comenzar a obedecer todo lo que él ha mandado.
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