Jonás ¿Buenas nuevas para el enemigo? - La Pluma de un Ángel

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miércoles, 13 de febrero de 2019

Jonás ¿Buenas nuevas para el enemigo?

A Jónas le  repugnó la idea de amar a los asirios crueles.


Jesús le dijo a sus seguidores: "Amad a vuestros enemigos...y orad por los que os ultrajan y os persiguen" (Mateo 5:44). Y aunque todo el mundo habla con admiración acerca de dicho mandamiento, amar al enemigo no es cosa fácil. Es más, hay mucha gente que hasta duda que sea bueno hacerlo.

El libro de Jonás relata la historia de un hombre a quien Dios le ordenó que amase a sus enemigos, los ninivitas. Tal como a veces pasa en la vida real, el profeta Jonás hizo precisamente lo contrario de lo que Dios le labia mandado. Se negó a ir al pueblo que odiaba. En lugar de hacerlo, trató de escapar del Señor.

Nínive era una ciudad grande e importante de Asiria, situada sobre el río Tigris. Era la capital del imperio que amenazaba a la pequeña Israel.

Dios envió a Jonás a dicho lugar y él actuó con decisión: en Jope tomó una nave que iba precisamente en la dirección opuesta. Por supuesto; Jonás no tenía la menor intención de advertir a los ciudadanos de Ninive que estaban a punto de ser destruidos. Sospechaba que ellos se arrepentirían y que Dios los perdonaría.

¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales? Jonás 4:11

¿Por qué no quiso Jonás ir?

No podemos estar seguro por qué odiaba Jonas a Asiria, pero otro breve libro del Antiguo Testamento, Nahum, nos da una pista. Este libro, también dedicado completamente a Nínive, lo describe como un pueblo inmisericorde y sangriento.

Los asirios mismos dejaron monumentos de su crueldad, inscripciones extensas y jactanciosas que describen cómo torturaron y liquidaron a los pueblos que se les opusieron. Los israelitas tenían razones para odiar y temer a Nínive.

Pero Dios amaba a Nínive. El quería salvar a la ciudad, no destruirla. El sabía que Nínive estaba a punto para un cambio.

Cuando Jonás finalmente predicó allí, toda la ciudad creyó su mensaje y se arrepintió. Aunque era cruel y encallecida, Nínive estaba lista para creer en Dios. Israel nunca había respondido a un profeta como lo hicieron estos asirios.

Una actitud como la de Dios

Dado que Dios le advirtió repetidamente a los israelitas que no se casasen con gente de otras religiones y hasta les ordenó expulsar a otras naciones de la tierra prometida, hay lectores que llegan a la conclusión de que el Antiguo Testamento es racialmente intolerante.

Dicen que es el Nuevo Testamento el que da las primeras indicaciones de que Dios se interesa por los no judios.

El libro de Jonás contradice este punto de vista. Demuestra, por el contrario, que Dios quería usar a judíos como Jonás como agentes de su interés. Acaso les tocara predicar acerca de la destrucción, pero siempre con la esperanza de que la advertencia llevase al arrepentimiento.

Jonás necesitaba desarrollar una actitud como la de Dios para con sus enemigos. Con insistencia, Dios fue llevando a Jonás a una comprensión de su opinión y, de su misericordia:. El libro de Jonás es la historia de un cambio milagroso en Nínive, pero aun más de un cambio milagroso en Jonás.


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