...lloraréis y os lamentaréis, pero el mundo se alegrará; estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. Juan 16:20
Juan le dedicó un tercio de su libro a las últimas 24 horas que Jesús pasó en la tierra. Los cinco capítulos siguientes (Juan 13-17) describen una de las escenas de ese período, y no hay nada parecido a estos capítulos en toda la Biblia.
En su lento movimiento y en sus detalles realistas, dichos capítulos brindan una íntima descripción del más angustioso atardecer de la vida de Jesús. Leonardo da Vinci inmortalizó dicha escena en su famoso cuadro La Ultima Cena, en el cual los participantes están acomodados en uno de los lados de la mesa como si estuvieran posando para el artista.
Pintura Mural: Autor Leonardo da Vinci, 1495-1498 |
Pero Juan da pocos detalles físicos; en lugar de ello, él centra nuestra atención en el remolino de corrientes emocionales que hay alrededor de la mesa. Juan ilumina los rostros de los discípulos, y uno casi puede ver en sus ojos cómo ellos van tomando conciencia de todo lo que Jesús les había estado didendo.
...sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Juan 13:1
Jesús se prepara para partir
Nunca antes les había hablado Jesús en forma tan directa. En 'esa mesa evitó las parábolas y contestó detalladamente las redundantes preguntas de los discípulos. Nunca había hablado antes tan "teológicamente". Sólo él reconocía plenamente el significado de esta última noche antes de su muerte.
El mundo estaba a punto de pasar por un trauma convulsivo, y los once hombres temerosos que estaban con él eran su esperanza para ese mundo. "Os conviene que yo me vaya", dijo Jesús (Juan 16:7), pero los discípulos estaban demasiado ocupados discutiendo el significado de la palabra "irse" como para entender el bien que sobrevendría.
No obstante, Jesús siguió explicando hasta que finalmente los discípulos dieron señales de haber entendido que el Hijo de Dios había venido al mundo para residir en un cuerpo. Ahora dejaba la tierra para volver al Padre.
Pero el Espíritu vendría y residiría en muchos cuerpos. Jesús parecía darse cuenta de que muchas de las cosas que él les estaba diciendo no serían captadas plenamente hasta más tarde.
El dolor precede al gozo
Jesús termina su discurso con una resonante declaración: "Confiad, yo he vencido al mundo" (Juan 16:33). ¡Qué huecas deben haber parecido estas palabras la tarde siguiente, cuando su cuerpo pálido y castigado colgaba de la cruz del verdugo!
Las emociones de los discípulos —y su fe— se elevarían y se desplomarían en un mismo día inolvidable. Jesús también había profetizado esto, comparándolo con los dolores del parto que preceden al gran gozo del nacimiento (Juan 16:21,22).
En su oración más larga registrada en la Escritura, Jesús resumió sus sentimientos y sus planes para el íntimo grupo de amigos reunidos a su alrededor. Oró también por quienes vendrían después de estos y que se extenderían como una cadena interminable a lo largo de la historia. Luego guió a su pequeño grupo a su cita personal con la muerte.
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