Cuando llega la cuenta de la luz, tal vez usted pueda pensar en cuatro razones para no pagarla:
- No tengo lo necesario.
- No quiero.
- No sabía que la tenía que pagar.
- Lo olvidé.
¿Cree entonces, que Dios aceptaría agunas de estas razones para no hacer lo que Él demanda de nosotros.? No hay excusa que valga.
No importa si sentimos que no tenemos lo que se requiere para realizar lo que Él quiera, o si abiertamente nos rebelamos, o no sabemos qué es lo que debemos hacer, o nos olvidamos de hacer lo correcto. La consecuencia es la misma: tinieblas.
Cuando no vivimos de la manera en que Él nos pide que vivamos, sacrificamos mucha luz que podríamos disfrutar. No experimentamos el grado de su protección, guía y respuesta a nuestras oraciones que de otra forma podríamos disfrutar. Perdemos algunas bendiciones cuando no estamos dispuestos a hacer aquello que las debe preceder.
Cuando obedecemos a Dios, tenemos protección.
Noé fue llamado a construir el arca porque Dios dijo: “…a ti he visto justo” (Génesis 7:1). En realidad, lo que lo salvó a él y a su familia de la destrucción fue que era un hombre justo.
En nuestra vida podemos llegar a lugares más maravillosos, lugares que nunca hubiéramos pensado ir por nuestra cuenta, simplemente porque Dios ve que nuestro corazón está dispuesto a vivir de acuerdo a sus caminos. Cuando amamos a Dios lo suficiente como para obedecer lo que nos pide, nos colocamos bajo la cobertura de su protección..
Cuando obedecemos a Dios Él nos puede Guiar.
Hay caminos que son correctos, y otros que no lo son, y no los podemos confundir. Si obedecemos a Dios, Él nos dará la luz de Su revelación y nos conducirá a donde debemos ir.
Cuando obedecemos a Dios, vemos respuesta a nuestras oraciones.
Si usted ve que no está teniendo respuesta a sus oraciones, pídale a Dios que le muestre si en alguna área de su vida ha descuidado obedecer sus caminos. La biblia dice que “cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él” (1 Juan 3:22). Hay una correlación directa entre la obediencia y las oraciones contestadas.
Dios no está tratando de ser un dictador, Él simplemente quiere mostrarnos la forma en que la vida se vive mejor. Él nos dice: “si haces esto, yo haré esto otro”. En cualquiera que sea la esfera en que nos pide obediencia, podemos estar seguros de que está tratando de enseñarnos algo que será para nuestro bien.
Pídale que le muestre si hay ciertos pasos de obediencia que Él quiere que dé. Él responderá; puede depender en eso. Cuando llegue al lugar en el cual confía en Dios tan plenamente que obedece todo lo que Él le dice, encontrará que la obediencia no produce un dolor desgarrador, sino que es un privilegio.
Usted obedecerá porque ama a Dios, y porque las recompensas son grandes.
Obedecerá motivado por el deseo de no dejar que nada se interponga entre usted y Dios. Obedecerá porque pagará el precio que sea necesario para que su propia luz no se apague.
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