El rey Ezequías - La Pluma de un Ángel

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martes, 29 de enero de 2019

El rey Ezequías

«Y oró Ezequías delante de Jehová, diciendo: ... Es verdad, oh Jehová que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras; y que echaron al fuego a sus dioses, por cuanto ellos no eran dioses, sino obra de manos de hombres, madera o piedra, y por eso los destruyeron. Ahora, pues, oh Jehová Dios nuestro, sálvanos ... para que sepan todos los reinos de la tierra que sólo tú, Jehová, eres Dios» (2 Reyes 19.15, 17-19).

Ezequías heredó un reino que su padre había conducido a la decadencia social, económica y espiritual. Al ascender al trono, Ezequías valientemente implementó drásticas reformas. Reabrió el Templo, que su padre había clausurado, y abolió la idolatría en todo el país. Siguió las instrucciones de Dios al pie de la letra, con dos excepciones.

Primero, Ezequías se adjudicó el mérito por las bendiciones que Dios le había dado a él y a la nación. Con orgullo mostró las riquezas de su reino a los babilonios, quienes posteriormente conquistaron el reino de Judá. Los tesoros no le pertenecían a Ezequías sino a Dios.

Segundo, falló como padre. Pasó poco tiempo educando a Manasés, su hijo y heredero, en las cosas de Dios. Cuando Manasés ascendió al trono, dio marcha atrás en todas las pías reformas de su padre. La idolatría que se instituyó durante el reinado de Manasés dio inicio a uno de los mayores desmoronamientos espirituales del país.

El profeta Jeremías atribuyó a Manasés la desaparición de Judá como nación, y le dio la reputación de haber sido el más perverso de todos los reyes de Judá (Jeremías 15.4).

Los errores de Ezequías son fáciles de repetir. Podemos mirar a nuestras posesiones, estatus y progreso en la recuperación y pensar que todo lo hemos logrado nosotros, olvidando que fue Dios el que nos lo concedió todo.

Podemos estar tan ensimismados en el trabajo, en las actividades, aun en las cosas que hacemos para Dios, y olvidar que nuestro primer deber es preparar a las próximas generaciones para que sigan en caminos rectos.

Lo que hemos aprendido del pasado y estamos aprendiendo en el presente tenemos que comunicarlo a los líderes del futuro.

Jesús nos ilustró la importancia de pasar tiempos provechosos con sus discípulos, que eran la esperanza del futuro. Tenemos que seguir el ejemplo de Jesús, no el de Ezequías.

Fortalezas y logros.
  • Ezequías instituyó arrolladoras reformas políticas y espirituales.
  • Tuvo una poderosa vida de oración. 
  • Mantuvo una relación personal con Dios.
Debilidades y errores.
  • Ezequías no educó a su hijo ni protegió las reformas que había instituido.
  • Mostró las riquezas de Judá a los mensajeros babilónicos y se jactó de haberlas adquirido.
Lecciones para nuestra vida: 
  • Debemos enseñarle a nuestra familia lo que aprendemos en la recuperación si queremos protegerla de nuestros errores pasados. 
  • Cuando le entreguemos a Dios nuestra vida, las consecuencias serán asombrosas.

La historia de Ezequías se cuenta en 2 Reyes 16-20; 2 Crónicas 28-32; Isaías 36-39. También es mencionado en 1 Crónicas 3.10-14; 4.40-41; Proverbios 25.1; Isaías 1.1; Jeremías 15.4; 26.18-19; Oseas 1.1; Miqueas 1.1; Sofonías 1.1; Mateo1.9-10.

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